jueves, 30 de septiembre de 2010

NARCOTRAFICO Y TAREAS REVOLUCIONARIAS - CASO CUBA


FRAGMENTO DE Narcotráfico y Tareas Revolucionarias
Ernesto Betancourt

……. El propio discurso patético de Raúl Castro en Junio 14 de 1989, anunciando el arresto del General Ochoa ante un auditorio desconcertado de altos oficiales de las fuerzas armadas, alimentaba esa hipótesis. En esa oportunidad, Raúl Castro no dio indicio alguno de que la cuestión del narcotráfico estaba envuelta. Es más, la ceremonia había sido convocada inicialmente para festejar un aniversario de la creación del Ejército de Occidente. Como ya se conocía que el General Ochoa había sido designado para hacerse cargo del Ejército de Occidente, el más importante por incluir la capital de la República y tener el mejor armamento en cantidad y calidad, su ausencia no pasaría inadvertida y había que explicarla. De ahí que Raúl eche a un lado el discurso que tenía preparado y se embarque en su desafortunada y desarticulada diatriba improvisada.
Poco después, viene el Tribunal de Honor para desacreditar a Ochoa ante los ojos del pueblo cubano, el juicio sumarísimo en el cual actuó como fiscal el General Juan Escalona, la sesión del Consejo de Estado del 9 de Julio para considerar si se conmutaba la pena de muerte, ocasión en que habló el propio Fidel Castro, y la ejecución de Ochoa, Tony de la Guardia, el ayudante de Ochoa, Capitán Jorge Martínez, y uno de los segundos de Tony, el Coronel Amado Padrón del MININT, el 13 de julio de 1989. Sólo un mes le tomó a Castro destruir a Arnaldo Ochoa física y moralmente como figura militar prominente del régimen.
Ahora sabemos que, durante ese período, Fidel Castro comisionaba repetidas encuestas a través de los llamados Estados de Opinión, que es su medio de palpar la opinión pública cubana, para ver la reacción del pueblo ante esta campaña para destruir a uno de los más prestigiosos y populares oficiales que habían surgido de la revolución. La primera encuesta sorprendió y asustó a Fidel Castro, un 98 por ciento expresó simpatía por Ochoa. Esto lo convenció de la necesidad imprescindible de que el incidente terminara con su ejecución. La ejecución no se llevó a cabo hasta que había bajado lo suficiente el apoyo a Ochoa, aunque, aun así, Fidel tuvo que reconocer al confirmar la pena de muerte que las encuestas revelaban que el pueblo cubano no aprobaba una sanción tan severa.

Era posible especular que, en alguna forma, el General Ochoa estuvo envuelto en una conspiración con los soviéticos. Era sorprendente la pasividad soviética ante el ajusticiamiento de uno de sus mejores aliados dentro de la jerarquía militar cubana, hubiera o no estado conspirando con ellos. En una ocasión, ya desintegrada la URSS, el Sr. Pavlov, que había sido el Subsecretario de Relaciones Exteriores Soviético para América Latina en esa época, contestó con evasivas cuando le hice esa pregunta. Esta hipótesis se basaba en cierta forma en la analogía de esa posibilidad con la acusación que había hecho Eric Honecker, el líder de Alemania Oriental, de que el Secretario General Gorbachev había promovido la caída de Ceausescu en Rumanía al alentar una conspiración militar por medio de la GRU, la agencia de inteligencia militar soviética. Esta hipótesis se asentaba, además, en la versión que había llegado a Radio Martí en aquella época de que el General Ochoa estaba en las etapas iniciales de obtener información sobre lo de las drogas para justificar un golpe militar contra Fidel ante la opinión pública cubana.
Pero las revelaciones de las notas en la cronología de Norberto Fuentes, lejos de validar esa hipótesis, la cuestionan seriamente, haciéndola desechable. Ochoa efectivamente estaba envuelto en un esfuerzo por crear sus propios vínculos con Pablo Escobar, el traficante colombiano, con miras a establecer una planta de procesamiento de cocaína en Angola para desde ahí hacer envíos a Estados Unidos y Europa a través de una red de distribución que él aspiraba le iba a establecer el Coronel Tony de la Guardia. Ochoa no sabía o no dió importancia a que Tony fungía como mano derecha de los hermanos Castro en el manejo de operaciones de obtener moneda convertible a través de dependencias del MININT bajo la supervisión directa del Ministro José Abrantes. Esto hace poco factible la hipótesis tentadora que ofrecen los amigos de Castro, como Gabriel García Márquez, y funcionarios ingenuos del Gobierno Americano, como el ex-Zar de la Droga, General Barry McCaffrey, de que Fidel no estaba envuelto en el tráfico de drogas y que su acción contra Ochoa y sus colaboradores así lo demostraba.

Las relaciones de Castro con el tráfico de drogas a través de Cuba y en el lavado de dinero son más que confirmadas por hechos anteriores y posteriores al juicio de Ochoa y han sido motivo de acciones legales en los tribunales de Estados Unidos. Norberto Fuentes agrega detalles reveladores en su narrativa que dan validez a esta hipótesis.
Ya en 1980 Castro decide suspender operaciones de tráfico de marihuana cuando el entonces Ministro del Interior, Ramiro Valdés, pidió órdenes por escrito del Comandante en Jefe para continuar dichas operaciones. Fuentes revela que Castro estuvo envuelto en los tratos con Vesco y con el M-19 de Colombia/Jaime Guillot Lara, casos objeto de grandes jurados en Estados Unidos. En 1983, Castro planteó a Tony de la Guardia y a otros funcionarios del MININT la necesidad de demostrarle la factibilidad de hacer operaciones de drogas en forma tal que permitiera negar su envolvimiento y le ordenó iniciar los contactos con Pablo Escobar. Paralelo a estas operaciones, hay notas sobre crecientes contactos con los carteles mexicanos para operaciones de gran envergadura en los que la participación de Tony de la Guardia es más tangencial, pero no pueden tener lugar sin el conocimiento y la aprobación de Fidel Castro.

Esta implicación directa de Castro continúa mucho después del fusilamiento de Tony de la Guardia. El contrabandista Jorge «Gordito» Cabrera, actualmente cumpliendo una sentencia de diez y nueve años, fue capturado en los Cayos de la Florida, en Enero de 1996, con 6,000 libras de cocaína y una foto de él con Fidel Castro. 

Esto alcanzó gran publicidad cuando, durante el escándalo sobre contribuciones ilegales a la campaña del Presidente Clinton, se descubrió que Cabrera había contribuido $20,000 a dicha campaña y había sido invitado a una fiesta de Navidad en la Casa Blanca, donde se retrató con la Primera Dama, y a otra en Miami, donde se retrató con el Vice Presidente Al Gore.

 Por su parte, de acuerdo con el periodista Andrés Oppenheimer, las autoridades mexicanas encontraron vínculos del Rey de los Cielos, Amado Carrillo Fuentes, con el régimen cubano. Este disfrutaba de una casa de protocolo del gobierno de Cuba durante sus visitas a la Habana, privilegio que cualquiera que sepa cómo se gobierna Cuba sabe es imposible de obtener sin la aprobación del propio Castro. 

Estas casas son asignadas personalmente por Fidel Castro y la administración de esas propiedades es una de las funciones de su Jefe de Despacho, el Dr. José M. Miyar Barruecos.

Finalmente, en este caso, lo que pudiera llamarse el «smoking gun», de acuerdo con el argot policíaco, es el incidente, ocurrido en enero 18 de 1991, en la prisión de Guanajay que albergaba tanto a los procesados en el caso Ochoa como en el caso Abrantes. En esa oportunidad Abrantes, antiguo Ministro del Interior, le confesó al general Patricio de la Guardia, cuyo hermano gemelo Tony fue uno de los ejecutados por Fidel Castro,  que él mantenía a Fidel Castro informado de todas las acciones de su Ministerio relacionadas con el tráfico de drogas.   Patricio reaccionó violentamente ante esta evidencia que confirmaba que su hermano había sido ejecutado por cumplir misiones aprobadas por Fidel.   Esta indiscreción de Abrantes ocasiona su misteriosa muerte el 21 de enero de 1991, tres días después, a causa de un fallo cardíaco que, en el mejor de lo casos, no fue atendido debidamente por sus carceleros y, en el peor, fue ocasionado deliberadamente por las inyecciones que le daban éstos.   

Pero, aparte de revelar que Castro sí ha estado y sigue estando envuelto en el tráfico de drogas, las revelaciones, hasta ahora inéditas, de Norberto Fuentes alimentan otra hipótesis sobre el caso de Ochoa……..

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